¿Cuándo sanarás, cuerpo?
Voluptuoso en el recuerdo,
Eras una orquídea serpenteando entre las piedras.
Poseías mente, semillas y una tierna mansedumbre en los poros.
Ahora, tus contornos siguen el rumbo triste de los ríos.
Y te pudres.
Ídolos embravecidos y olas preñadas de algas
No son sino la imagen de un antiguo miedo, cálido como el sol.
Y desgranas las horas para superar las traiciones del pasado y la ceniza.
Cuerpo mío, alimentado de bulla y fracturas,
Retorcido como enloquecidos animales melodiosos.
Tu gesto se ha dibujado en la espalda enardecida del otoño
Y en el precipicio donde el sueño se agita suplicaste por vivir la vida de un ser
[humano.
Y sin embargo, no sanas.
Oscurecido estás, fanal inútil en el grasiento intestino del mar,
Durmiendo ya sin culpa entre los dedos,
Serpiente o vencejo desafiando lo inmóvil.
Inocente cuerpo, sin medida o contorno.
Avinagrado en la espera.
Mirando el surco de luz que te condena.
Sé piadoso, cuerpo,
Sánate.
Hoy, en la noche minusválida, nos embriagaremos disfrazados de arrepenti
[miento
Y en el caparazón del olvido descansarán mujeres, enfermedades y sonrisas
Y unidos no seremos sino un capricho tierno en la podredumbre de dios.
Ven, acariciemos juntos nuestra frente
Mientras el mundo recupera color.
Portada: Daikichi Amano